En el Betis nadie oculta que el descenso será una realidad. Solo falta que el tiempo haga matemática la sensación de que el equipo jugará en Segunda División la próxima temporada. En esta ocasión además la pérdida de categoría conllevará consecuencias importantes. Miguel Guillén dejará la presidencia, una salida que secundarán algunos de los actuales consejeros.
Aunque el propio presidente ya había dejado entrever su dimisión en alguna ocasión, anoche lo dijo sin tapujos en la Cadena Ser: "yo entiendo que dado el fracaso yo no debo continuar, otra cosa es lo que piensan quienes llevan el tema.
Dada nuestra responsabilidad no tenemos que continuar". Los motivos de esta decisión son claros: "una planificación fatídica de la que este Consejo de Administración es corresponsable con una temporada lamentable. Como en el fútbol lo que importa es lo deportivo hemos demostrado no estar capacitados para estar ahí".
Sin embargo Guillén aprovechó la ocasión para explicar su visión del entramado judicial que está rodeando al club. Para el presidente "no es bueno que se eternalice el asunto, debería acabar ya por el bien del Betis". Conviene recordar que las medidas cautelares fueron adoptadas por la jueza Alaya en julio de 2010 y de momento ni siquiera ha finalizado el proceso de instrucción.
El máximo dirigente habló también de una "guerra de intereses particulares que utilizan esta mala época para atacar", en alusión a quienes anhelan un cargo en el futuro Consejo, mientras que recordó la labor que se ha llevado a cabo en el Betis durante su mandato: "cogimos el club con una deuda de 90 millones de euros y lo dejamos por debajo de los 28, con una economía estable".
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